Las ocho falacias de Pedro Sánchez para justificar su versión sobre el gran apagón
El presidente del Gobierno apenas mencionó en el Congreso de los Diputados el papel de Red Eléctrica

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press
«El asunto no es blanco o negro, es mucho más complejo». El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se escudó en el argumento de «la complejidad» (tratando de denotar rigor) para evitar dar un día más (y ya van once) explicaciones sobre lo que causó el gran apagón. En su comparecencia en el Congreso de los Diputados, Sánchez aprovechó para desarrollar su tesis sobre lo ocurrido con un relato cargado de desinformación y en el que volvió a poner él énfasis en las consecuencias del apagón, y no en la causa.
«No presentan datos, ni pruebas, solo pontifican con la certeza de quienes no entienden nada o de quienes no quieren entender, porque no les interesa, porque han vendido su espíritu crítico a un buen pagador». Con esta frase, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio carpetazo a todas las reflexiones técnicas que se han elaborado estos últimos días en el sector, y quiso presentarse como alguien libre de todo interés que no sea conocer la verdad. Algo que contrasta con la realidad, cuando fue el primero en acusar a las eléctricas con datos erróneos y cuando sigue aferrado -sin aportar pruebas- a la hipótesis de que un ciberataque dejase sin luz a España durante diez horas.
THE OBJECTIVE ha reconstruido las diversas afirmaciones inexactas o con doble intención que el presidente del Gobierno lanzó para explicar su versión sobre el gran apagón. Durante su primera comparecencia -que duró hora y media- apenas mencionó el papel de Red Eléctrica (clave en detectar y aislar el desequilibrio entre la producción y la demanda) y ni siquiera habló de la red de transporte, que se encuentra en el foco por parte de todos los expertos al sobrepasarse los niveles de frecuencia y tensión aquel día.
«Nivel de renovables inferiores»
En primer lugar, hizo comparaciones sesgadas: «El lunes 28 de abril, nuestro sistema eléctrico estaba operando con niveles de renovables inferiores a los que se habían producido en muchísimos días anteriores». Con esta afirmación, Sánchez quiso, por un lado, demostrar que no había tantas renovables; sin embargo, obvió en dicha comparación que en los días anteriores se llegó a alcanzar el récord de producción de energía fotovoltaica y, por ende, era obviamente sencillo «estar en niveles inferiores».
Por otro lado, buscó demostrar que esta no podía ser la causa porque ya se había operado con este nivel de renovables los días anteriores. No obstante, desde el sector se han denunciado sobretensiones en la red los días y horas previos al gran apagón.
«Nucleares o renovables»
En segundo lugar, Sánchez agitó a su bancada con una premisa falsa, que en el sector energético no se debate: «Desconfíen de quienes les dicen que esto (el apagón) va de nucleares o renovables». El sector no discute el fin de las renovables a costa de la nuclear. De hecho, los principales interesados en que eso no ocurra son precisamente las eléctricas, que tienen comprometidos cientos de millones de euros en las tecnologías verdes.
De lo que se habla, según ha contrastado este periódico, es de apostar por todo el mix energético: desde la nuclear (cuyo fin está programado por el Gobierno entre 2027 y 2035) hasta el gas (ciclos combinados), pasando por la nuclear y la hidráulica.
Dos afirmaciones sobre las renovables
En tercer lugar, Sánchez aseguró que las renovables no tuvieron un papel trascendental en el apagón, cuando la propia Red Eléctrica ha ido advirtiendo del riesgo que suponía una alta penetración solar y eólica por su falta de integración en el sistema. «No hay evidencia empírica que el apagón fuera causado por el exceso de energías renovables». De esta forma, rechazó las hipótesis compartidas dentro el sector -y que no han sido refutadas con argumentos fiables- que muestran un desequilibrio entre la oferta y la demanda, lo que que provocó que la frecuencia (que debe estar en 50 hercios) estuviese por debajo de sus niveles, y la tensión de la red por encima de su nivel (más allá de los 400 kilovoltios).
En cuarto lugar, Sánchez aseguró que «gracias a la electrónica de potencia, las renovables pueden cumplir el mismo papel que la generación de inercia y mantenimiento de la tensión que el resto de las energías síncronas (gas, nuclear e hidráulica). El 50% de las plantas fotovoltaicas de nuestro país ya incorporan esta tecnología». Algo que las propias empresas desmienten, afirmando que entre las virtudes de estas tecnologías no está la inercia, y que es necesario un desarrollo masivo del almacenamiento.
Tres ataques a las nucleares
En quinto lugar, el presidente del Gobierno aseguró que «no hay ni un solo estudio serio que diga que la energía nuclear es imprescindible en España». De esta forma, desacreditó el estudio de mayo de 2024 del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, que alertó de un déficit en la cobertura de la demanda eléctrica si no se extendía el cierre de las nucleares y los innumerables estudios de la consultora británica PwC que señalan los aumentos de precios en la factura de la luz con el fin de esta tecnología, además de las advertencias de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que subraya un aumento de las emisiones de CO2 en el país por una mayor dependencia del gas.
En sexto lugar, responsabilizó a las nucleares del apagón: «Antes de las 12.33, que fue cuando tuvo lugar el apagón, la nuclear aportaba al sistema 3.000 megavatios (MW). Y, tras el incidente, la nuclear cayó a cero para evitar el sobrecalentamiento de las centrales nucleares. Las nucleares tampoco ayudaron a la recuperación del suministro eléctrico. Hasta las 3.15 de la madrugada del 29 de abril, el parque nuclear no desactivó sus protocolos de emergencia». Así, el presidente optó por criticar a esta tecnología aludiendo a la consecuencia del apagón (que provocó que se desconectasen las centrales), pero no abordando el problema que lo originó.
En séptimo lugar, continuó con su crítica a la nuclear afirmando que «ninguna de las empresas ha solicitado formalmente que se prorrogue el calendario de cierre. Las propias empresas todavía dicen que están estudiando si tiene sentido hacerlo». Un escenario que está condicionado previamente por dos realidades: el Gobierno no apuesta por esta tecnología en su hoja de ruta -Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec)- en un sector altamente regulado, y además las centrales sufren una fuerte carga impositiva (se han elevado en 1.635 millones los impuestos a la nuclear en la era Sánchez).
El uranio
En octavo y último lugar, Sánchez aseguró que «no había uranio en España». No obstante, nuestro país cuenta con las reservas de uranio más importantes de la Unión Europea, con capacidad para cubrir la demanda nacional y no depender de las importaciones procedentes de Rusia y «otros países cuya fiabilidad jurídica es cuestionable», según datos de la empresa norteamericana Berkeley Minera España. Unos datos que comparte la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Además, incluyó al hidrógeno verde como una tecnología más del mix energético (como la solar y eólica), cuando realmente es un vector. De todo el relato de Sánchez hubo algo cierto: no todo fue un caos aquel lunes en el sistema eléctrico. Los mecanismos de protección, tanto de Red Eléctrica como de las empresas energéticas, respondieron a las sobretensiones y se evitaron daños mayores que hubieran convertido este episodio en una crisis de envergadura.