Diez entidades nacionales e internacionales piden a Sánchez que extienda la nuclear
Además de la posición de estas organizaciones, Alemania, Bélgica y Dinamarca rectifican y apuestan por esta tecnología

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press
El apagón ha avivado el debate sobre el futuro de la energía nuclear en España, cuyo fin está programado para el año 2035. La presión internacional y nacional para que nuestro país extienda la vida útil de las centrales nucleares ha hecho que en los últimos meses hasta diez entes hayan apremiado al Gobierno con este objetivo. Sin embargo, desde el Ejecutivo se mantienen inflexibles como se pudo comprobar el pasado 7 de mayo tras la comparecencia del presidente, Pedro Sánchez, en el Congreso.
«No hay ni un solo estudio serio que diga que la energía nuclear es imprescindible en España». Este fue uno de los múltiples dardos que lanzó Sánchez contra la nuclear, en un contexto en el que los españoles acaban de sufrir -en el apagón del pasado 28 de abril- los efectos perversos que puede sufrir el sistema por un exceso de renovables, y en medio de una ola europea de apuestas por esta tecnología. Hace pocos días, Dinamarca -país con predominio de la energía eólica en su mix energético- anunció que se está replanteando poner fin a la prohibición de la nuclear tras cuarenta años. Bélgica acaba de derogar la ley que imponía el cierre nuclear este mismo años, y el nuevo Gobierno de Alemania se dispone a rectificar su decisión de cerrar las nucleares.
THE OBJECTIVE ha reconstruido las advertencias de diversos organismos, entidades y organizaciones que en los últimos meses están tratando de persuadir al Gobierno para que cambie de opinión. En primer lugar, el pasado 8 de abril, en un acto organizado por Fundación Naturgy, el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Fatih Birol, abogó por replantear el actual calendario de cierre de las centrales nucleares de España. Birol afirmó que España debería proceder a esta reflexión «porque el cierre de sus centrales es uno de los problemas que identifica en la política energética de Alemania».
Unos meses antes, en diciembre, la Cámara de Comercio de Estados Unidos -que representa a las compañías norteamericanas en nuestro país- elaboró un documento para inversores en el que pedía al Gobierno extender la vida útil de las centrales hasta el año 2040 y apostar por los reactores modulares pequeños (conocidos popularmente como «mini reactores nucleares»).
Sobre esto último, el exministro socialista Jordi Sevilla, junto a su equipo de la consultora LLYC, presentó un informe en el que subrayó la importancia de la nuclear en España. Entre sus múltiples propuestas, pidió invertir en este tipo de reactor. Ese mismo mes, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) concluyó que las centrales debían seguir operando más allá de 2035.
En esa misma dirección fue el informe Draghi (titulado ‘El futuro de la competitividad europea’, llamado a ser la guía de la Comisión Europea). Este estudio del expresidente del Banco Central Europeo (BCE) recomienda a los países miembros prolongar la operación de las centrales y, además, construir nuevas. En mayo de 2024, el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid alertó de un déficit en la cobertura de la demanda eléctrica si no se extendía el cierre de las nucleares.
Sobre un hipotético problema de cobertura eléctrica se pronunció la patronal de los empresarios españoles, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que aprovechó el apagón para pedir «un gran pacto» para apostar por la nuclear, «fundamental para garantizar la estabilidad del sistema eléctrico». Además, en marzo de 2024 la confederación -junto con Foro Nuclear (el lobby de esta fuente de energía en España)- calificó la tecnología como «clave» para la transición energética. Este foro -a través de su presidente, Ignacio Araluce- ha sido una de las voces que más presión ha hecho en los últimos años para que se prolongue la vida de las centrales nucleares.
Además, las consultoras PwC y Mckinsey han publicado informes defendiendo la energía nuclear. Sobre PwC cabe mencionar un estudio -publicado a principios de 2025- afirmó que el fin de esta tecnología iba a provocar en España un aumento de la factura de la luz del 23% para hogares y pymes (pequeñas y medianas empresas). En cuanto al segundo, McKinsey, en sus perspectivas globales de 2024 aseguró que «la energía nuclear podría ser un motor clave de la descarbonización».
Las principales empresas afectadas por el cierre –Iberdrola y Endesa– han mostrado públicamente su defensa de esta tecnología. Existe además consenso en el sector energético por mantener la tecnología (que representó en 2024 el 19,98% del total de la producción eléctrica en España). Los partidos políticos de la oposición (PP y Vox) y algunos aliados del Ejecutivo (ERC y Junts) defienden también la nuclear.