La Fiscalía pide anular el juicio a Rubiales y que se celebre otro con un magistrado «no viciado»
La teniente fiscal de la Audiencia considera «insuficiente» la multa económica impuesta al expresidente de la RFEF

El expresidente de la RFEF Luis Rubiales. | Europa Press
La Fiscalía pide anular el juicio contra Luis Rubiales y que se celebre otro con un magistrado «no viciado» y con «apariencia de imparcialidad». La teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, ha presentado este jueves un recurso de apelación contra la sentencia impuesta el pasado 20 de febrero al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) por el beso a la jugadora Jenni Hermoso. El escrito al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE alega seis motivos, entre ellos que la cantidad fijada en concepto de responsabilidad civil, 10.800 euros, es «insuficiente». La responsable del Ministerio Público solicita ahora un año de prisión para el exdirigente federativo.
Rubiales se libró de la cárcel, pero el juez José Manuel Fernández-Prieto le impuso una multa económica de 10.800 euros por un delito de agresión sexual. El Juzgado Central de lo Penal de la Audiencia Nacional condenó en febrero a 18 meses de multa con una cuota de 20 euros al día al expresidente de la RFEF por el beso en la boca que propinó a Hermoso en la ceremonia de entrega de medallas del Mundial femenino celebrado en agosto de 2023 en Sidney (Australia).
El fallo también prohíbe al exdirigente federativo a que se acerque a la jugadora en un ratio de 200 metros y comunicarse con ella durante un año. No obstante, la sentencia absolvió a Rubiales del delito de coacciones. La misma decisión que tomó el magistrado con los otros tres acusados por esa cuestión: el exseleccionador femenino Jorge Vilda, el antiguo director de Fútbol de la Selección masculina Albert Luque y el que fuese responsable de marketing de la RFEF, Rubén Rivera.
El beso de Rubiales
La Fiscalía solicitó inicialmente una condena total de dos años y seis meses de cárcel para Rubiales: un año por el delito de agresión sexual y otro año y medio por las coacciones. La misma pena que pidió para Vilda, Luque y Rivera por este último tipo penal. En el recurso presentado este jueves, Durántez alega seis motivos. Entre ellos, que se anula el juicio y que se celebre otro con un magistrado «no viciado, cuanto menos, de apariencia de parcialidad».
La teniente fiscal de la Audiencia Nacional reclama que se declare la «nulidad de la sentencia por indefensión y arbitrariedad». Durántez insta a que se dicte una nueva en el que se valoren «todos los medios de prueba admitidos y practicados». En su opinión, hubo una infracción de normas y garantías procesales que generan indefensión.
«Se pretende la nulidad del juicio con la consiguiente retroacción de las actuaciones para que deba celebrarse de nuevo y se admita la prueba interesada por el fiscal indebidamente denegada, así mismo como que se permita al fiscal realizar las preguntas que fueron indebidamente inadmitidas de forma reiterada durante la vista», insiste Durántez en su escrito, de 24 páginas.
La Fiscalía considera que el juicio contra Rubiales debe anularse por «lesión del derecho a un juez imparcial». El recurso señala que Fernández-Prieto es un magistrado viciado. Durántez también reclama que se revoque la sentencia y que los cuatro acusados, entre ellos Rubiales, indemnicen de forma conjunta a la víctima con 50.000 euros.
La posición de Durántez
Durante sus declaraciones antes el juez, Hermoso explicó que el beso fue inesperado y, en ningún momento, consentido. La futbolista insistió en que cuando bajó de la tarima donde recibió la medalla, contó lo sucedido a sus compañeras Alexia Putellas e Irene Paredes. Rubiales defendía que el beso fue «una muestra de afecto» que se produjo de forma «natural» por «una celebración totalmente extraordinaria» y que preguntó a la jugadora antes de besarla.
Hermoso insistió en que no escuchó al exdirigente federativo preguntar si podía darle «un besito», tal y como defendió el granadino. Su abogada alegó que la futbolista no consideró el beso como una agresión sexual y afeó que después de los hechos participara en la celebración del Mundial. La afirmación soliviantó a Durántez, que trató de desacreditar esa línea de defensa: «¿Qué le podemos exigir que haga? ¿Que se vaya a un rincón a llorar?».