Expertos advierten: eliminar el gluten sin motivo médico puede poner en riesgo tu salud
En una era donde la salud es tendencia, voces expertas como la de la Dra. Cristina López son clave para desmontar mitos

Alimentos sin gluten | Canva
En una sociedad donde cada día nos preocupamos más por la alimentación saludable, cada vez más personas eliminan el gluten de sus dietas sin contar con un diagnóstico médico que lo justifique. Sin embargo, este hábito aparentemente inofensivo puede tener consecuencias negativas para la salud. Así lo advierte la Dra. Cristina López, directora del Departamento de Nutrición y Farmacia de la Universidad Europea, quien desmitifica la dieta sin gluten como tendencia de bienestar generalizada. “Eliminar el gluten sin una razón médica no solo no mejora la salud, sino que puede derivar en carencias nutricionales importantes”, alerta la experta.
El gluten, una proteína presente en cereales como el trigo, la cebada y el centeno, ha sido injustamente demonizado en el discurso popular. Aunque su exclusión es imprescindible para las personas con enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten no celíaca, para el resto de la población no existe evidencia científica que respalde sus beneficios. Por el contrario, la eliminación del gluten sin supervisión profesional puede suponer un desequilibrio nutricional significativo.
Una moda con consecuencias graves para la salud
La Dra. López subraya que una dieta completamente libre de gluten puede dejar de cubrir las necesidades básicas de micronutrientes como hierro, fibra y vitaminas del grupo B —en concreto, ácido fólico, niacina, riboflavina y tiamina—, elementos clave para el correcto funcionamiento del organismo. “Muchas veces, quienes siguen una dieta sin gluten sin diagnóstico médico terminan reemplazando los alimentos naturales con productos ultraprocesados sin gluten, ricos en azúcares, grasas y aditivos”, explica. Y es que, pese a la creciente oferta de alimentos “gluten free”, estos no son necesariamente más saludables. Según López, muchos de estos productos están diseñados para imitar la textura y el sabor del pan o la pasta tradicionales, lo cual implica un mayor uso de ingredientes procesados.

Más mito que ciencia
El rechazo al gluten también ha ganado tracción como una supuesta solución para problemas digestivos inespecíficos, cansancio o incluso el control de peso. No obstante, la evidencia científica no respalda esta creencia. “La mayoría de molestias digestivas están más relacionadas con la ingesta de FODMAPs —un grupo de carbohidratos fermentables— que con el gluten en sí”, aclara la nutricionista, apuntando que eliminar alimentos sin comprender su función puede ser contraproducente. Otro de los grandes mitos es el aumento de energía tras eliminar el gluten. La doctora matiza: “Cuando una persona afirma sentirse mejor, muchas veces se debe a que ha dejado de consumir alimentos ultraprocesados, no al gluten en sí. Pero si no planifica su alimentación, es probable que acabe experimentando fatiga o déficits nutricionales”.
El coste de comer sin gluten
Más allá del impacto en la salud, seguir una dieta libre de gluten supone un coste económico considerable. Según datos de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), la cesta de la compra de una persona que evita el gluten puede ser hasta 1.000 euros más cara al año. En muchos casos, los productos sin gluten pueden llegar a costar el doble —o incluso el triple— que sus versiones convencionales. Esta carga económica, sumada a la limitada disponibilidad de algunos productos en supermercados o establecimientos, convierte a la dieta sin gluten en un régimen difícil de sostener si no está médicamente indicado.

Entre la percepción social y la evidencia
“El auge de las dietas sin gluten responde más a una tendencia influenciada por redes sociales y campañas de marketing que a un fundamento clínico”, asevera la Dra. López. La industria alimentaria ha sabido aprovechar la percepción errónea de que “sin gluten” equivale a “más sano” para lanzar al mercado una gran variedad de productos orientados a un público que no los necesita. En este sentido, la especialista hace un llamado claro a la prudencia: “Antes de hacer cambios importantes en la dieta, es fundamental contar con la guía de un profesional. Una transición hacia una dieta sin gluten debe estar basada en criterios médicos, no en modas”.
La clave, recuerda la doctora, está en seguir una alimentación equilibrada, rica en alimentos naturales y mínimamente procesados, sin caer en restricciones innecesarias. “El gluten no es el enemigo. Lo que perjudica la salud no es esta proteína en sí, sino el consumo excesivo de productos procesados, la falta de variedad en la dieta y la desinformación”.