El castillo más curioso de Burgos: lo construyó un vecino piedra a piedra y se puede visitar gratis
El Castillo de las Cuevas es una obra que parece salida de un cuento medieval, fruto del esfuerzo de Serafín Villarán

Castillo de las Cuevas de Cebolleros | MonumentalNet
En el corazón de la provincia de Burgos, donde los campos dorados se extienden hasta el horizonte y la vida rural transcurre con la calma de otro tiempo, se alza una de las construcciones más singulares del panorama patrimonial español: el Castillo de las Cuevas de Cebolleros. A diferencia de los castillos señoriales que pueblan Castilla y León, Serafín Villarán, un vecino sin formación académica en arquitectura, construyó esta fortaleza con perseverancia e ingenio. Movido por su pasión, comenzó a levantar su castillo en 1978… piedra a piedra.
Una fortaleza nacida del sueño de un autodidacta
Cebolleros, una pequeña localidad de apenas 200 habitantes, fue el escenario de este empeño personal sin precedentes. Inspirado quizás por las ruinas medievales de la región o por su propia visión romántica, Serafín aprovechó dos antiguas bodegas excavadas en la roca para comenzar su obra. Lo hizo durante su tiempo libre: en vacaciones, fines de semana y en cada momento disponible. Así, durante cerca de dos décadas, fue ensamblando una estructura de 300 metros cuadrados y cinco plantas de altura, sin planos ni maquetas, guiado únicamente por su intuición. El paralelismo con figuras como Ferdinand Cheval, creador del Palais Idéal en Francia, o Justo Gallego, autor de la catedral de Mejorada del Campo, es inevitable. Todos ellos artistas autodidactas que, más allá del academicismo, dejaron un legado arquitectónico impulsado por la tenacidad y la fe en sus propias ideas.
Arquitectura de fantasía en clave medieval
El castillo, conocido popularmente como el Castillo de las Cuevas, es una reinterpretación contemporánea de las fortalezas medievales, construida con materiales humildes: piedras, cantos rodados del río Nela y Trueba, y cemento. Su interior cuenta con torres almenadas, escaleras de caracol, pasadizos, una chimenea central y un museo, que recoge la historia de su construcción. En el exterior, destaca un portón majestuoso que da acceso a un universo de detalles que invitan al asombro. La estructura está dividida en cuatro plantas y un sótano, que pueden ser recorridos por los visitantes de forma libre. Aunque Serafín falleció en 1998, su legado ha sido recogido por su familia, que no solo mantiene el castillo, sino que también continúa con su ampliación.
Un tesoro secreto que ya no lo es tanto
Durante años, el Castillo de las Cuevas fue una rareza casi desconocida, un secreto bien guardado por los habitantes de la comarca. Sin embargo, con la irrupción de internet y las redes sociales, esta joya arquitectónica ha empezado a atraer a viajeros curiosos y amantes del turismo alternativo, que encuentran en Cebolleros una parada tan inesperada como fascinante. Hoy, el castillo puede visitarse principalmente durante el verano y los puentes festivos. La entrada es gratuita, aunque se aceptan donativos voluntarios para contribuir a su mantenimiento. Además, la familia de Serafín ha habilitado un bar en el interior, completando la experiencia con un punto de encuentro que permite descansar y conversar sobre este insólito rincón burgalés.

¿Cómo llegar al Castillo de las Cuevas?
Ubicado en el pintoresco pueblo de Cebolleros, a tan solo 7 kilómetros de Medina de Pomar (Burgos), el Castillo de las Cuevas es mucho más que una curiosidad arquitectónica: es una obra de arte esculpida a mano en la roca, y uno de esos rincones únicos que sorprenden por su originalidad y carácter. El acceso al recinto es libre, aunque se recomienda consultar los horarios actualizados en redes sociales, ya que suele abrir durante el verano y en días festivos. Además, se aceptan donativos voluntarios destinados al mantenimiento de este singular castillo, levantado piedra a piedra por la iniciativa personal de un vecino de la localidad. Quienes lo visiten encontrarán también un pequeño bar en su interior y un museo que relata la historia de esta construcción tan atípica como fascinante. Un plan ideal para quienes buscan descubrir joyas ocultas en la geografía rural de Castilla y León.
Un símbolo de voluntad y creatividad
Más que una atracción turística, el Castillo de las Cuevas es un testimonio vivo de lo que puede lograrse cuando la pasión y la constancia se combinan. En tiempos en los que todo parece medido por la rentabilidad y la eficiencia, esta obra recuerda que la creatividad humana aún puede florecer al margen del sistema, dejando huellas profundas y duraderas. Visitarlo no es solo un paseo por una fantasía arquitectónica, sino una invitación a reflexionar sobre el poder transformador de las ideas y la belleza de lo improbable.