The Objective
Hastío y estío

Gonzalo Miró, Ayuso y el euskera

«Gonzalo Miró, casi por ciencia infusa, aprendió en segundos un idioma tan enrevesado como es el sanchista»

Gonzalo Miró, Ayuso y el euskera

El tertuliano Gonzalo Miró.

En este país cualquiera gana un premio menos un servidor. Me lo tendría que hacer mirar, pues está claro que algo deberé estar haciendo mal, cuando hasta a Gonzalo Miró le acaban de dar uno. Uno quiere creer en la bondad de los desconocidos a la hora de votar cualquier premio o galardón. Que se vota al mejor y no al amigo o a quien se le pueda sacar algo para que te devuelva el favor donde este es poderoso. 

Pero hoy aquí hemos venido a escribir sobre Gonzalo Miró y su premio. Mi primera reacción al leer la noticia fue de sorpresa e incredulidad, y aunque no lo crean en mi mente no estaba todavía si alguien como él podía ser merecedor de algún galardón. Les puedo asegurar que un servidor no tiene malicia, pero eso no implica que ponga la otra mejilla, sino todo lo contrario. Pero vayamos al lío, el señor Gonzalo Miró y su premio. Si al principio pensé que era imposible que le dieran un premio fue porque me parecía que era imposible que tuviera tiempo de hacer algo por lo que lo mereciese. El colchonero y afiliado socialista se pasa los días en las televisiones opinando de esto y de aquello, y también lo hace en la radio, así que creía que era imposible que tuviera tiempo para hacer algo tan bueno como para ser premiado. 

Pero al final casi todo acaba teniendo una explicación. Y el galardón al señor Miró la tenía. Y es que el premio que recibió el que ha salido más en televisión que Jordi Hurtado llevaba el nombre de Ramón Rubial. Para quienes no lo sepan fue el presidente del PSOE desde 1976 hasta 1999 cuando murió. La cosa empezaba a cuadrar. El premio con un nombre de un socialista insigne se entregaba a un afiliado del partido con repercusión pública. Me faltaba por encontrar el motivo.

Se podía descartar una razón asociada a la cultura o el arte. Que se sepa, ni escribe, ni pinta, ni hace música, ni se dedica a las artes escénicas, aunque la mayoría de las veces lo que hace en la televisión lo parezca. Un premio deportivo tampoco podía ser, pues, aunque sea «atlético», sus argumentaciones tienen poco fondo. Estar en la Cope no te hace merecedor de la copa, si no te llamas Paco González. 

Pude salir de ese túnel oscuro de razones lógicas para que le dieran un premio al tertuliano más tertuliano que ha habido y que habrá, y, por fin, ver la luz. El premio Ramón Rubial de comunicación se le otorgaba a Gonzalo Miró por su carrera profesional en los medios. Y es que no es nuevo que justificar el sanchismo tenga premio. Una fundación con nombre de socialista histórico premiando a un afiliado que dedica sus intervenciones televisivas en ser un soldado del partido. Blanco y en botella, leche. No intentó en su discurso de agradecimiento disimular lo sesgado de ese premio al reconocer que muchos de los que están en esa fundación Rubial eran amigos de su madre, Pilar Miró. Qué mejor que todo quede en casa. 

Pero lo que se ha hecho viral de su discurso es el dardo envenenado que ha querido lanzar contra Ayuso al decir que sentía no poder decir palabras en euskera, al desconocer ese idioma, y es que los premios se entregan en Bilbao, pues de allí era Ramón Rubial. Recordemos que la presidenta de la Comunidad de Madrid abandonó la Conferencia de Presidentes, tal como había advertido que haría sí le obligaban a ponerse el pinganillo por si el presidente vasco hablaba en esa lengua.

Gonzalo Miró se excusó diciendo que el euskera era un idioma muy difícil de aprender y que se necesitaba mucho tiempo para conseguirlo. Pues a un servidor esa excusa le parece pobre. Una persona que ha sabido entender el lenguaje sanchista desde el minuto uno, donde la misma frase puede cambiar su significado completo según los intereses de Sánchez, donde hacer lo contrario de lo que se dijo anteriormente no es mentir, sino cambiar de opinión, y asimilar todo eso con una facilidad tan pasmosa como admirable, no puede decir que la lengua vasca necesita de mucho tiempo para ser entendida.

Siempre se ha dicho que lo que más fácil se aprende es en lo que tiene relación con las cosas que nos interesan y nos gustan. Y por lo que sea, Gonzalo Miró, casi por ciencia infusa, aprendió en segundos un idioma tan enrevesado como es el sanchista. Así que, amigos vascos, no dejéis que os tome el pelo.    

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